El partido que cerró la jornada de ayer fue el mejor partido
del día sin duda. Tras ver la debacle de la selección española se vio un
partido en Cuiabá de un nivel tremendo y del que pudimos sacar varios detalles
muy interesante.
Excelente presión e intensidad inicial en Chile
Primeros 20-25 minutos de un tremendo ritmo e intensidad en
los Chilenos donde la presión por todo el campo contrario ahogaba a los
Australianos. Iban muy arriba en la salida de balón, tras un perdida mordían y
robaban a un ritmo altísimo y siempre con la mira puesta en recuperar muy
arriba. A partir de la media hora, el equipo bajó este punto.
Australia se ordenó y salió.
El planteamiento de los Socceroos era bien sencillo.
Buscaron siempre mantener el 4-4-1-1 defensivo con un orden brutal, muy
juntitos siempre para luego en zona de mediocampo robar con intensidad y salir
con los hombres de arriba que iban genial al espacio. Planteamiento idóneo.
Chile y el orden no se complementan.
Durante todo el partido y durante toda la etapa de Sampaoli
(e incluso de Bielsa) el concepto de orden y Chile jamás fueron de la mano.
Siempre se vio a un Chile desordenado, muy arriba, que lo pillaban siempre en
transcición y con graves problemas en fase defensiva.
Leckie-Bresciano-Oar y Cahill.
Los cuatro de arriba fueron un activo muy importante en el
equipo “asiático”. Tanto Leckie como Oar fueron fundamentales por su velocidad,
profundidad y verticalidad, sobre el primero demostró cosas geniales. Luego dos
pegadores y llegadores como Cahill y Bresciano siempre crearon peligro y
tuvieron bastantes oportunidades para empatar y remontar.
Chile siempre ofensiva.
La selección de Sampaoli siempre propuso un partido de
movilidad, de desmarques, de toque al espacio y poco juego al pie, Equipo
intenso en ese sentido y mas viendo como llegaban a campo contrario donde un
ataque posicional chileno era sinónimo de atrevimiento y ataque.
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